El cometario bíblico que traemos esta semana consiste en la continuación del estudio teológico que hemos estado compartiendo con ustedes sobre la naturaleza de Dios.
Recuerden que en la última entrega que hicimos, hablamos sobre la Trinidad de Dios. En esta semana hablaremos sobre la eternidad de Dios: ¿Qué es la eternidad y quién vive en la eternidad? Trataremos también sobre la inmutabilidad de Dios.
DIOS ES ETERNO.
Muchas personas se preocupan por saber de donde procedieron sus antepasados. ¿Qué diría usted si le dijera que no tengo antepasados? No me lo creería y estaría usted en lo correcto. Tengo antepasados, como cualquier otro ser humano.
Puedo decir que todos tienen antepasados, pero no puedo incluir a dios en mi declaración. El no tiene antepasados. Entonces ¿Cómo o de donde se originó Dios? Nuestra respuesta es simplemente: Dios no tiene origen, siempre ha existido, desde la eternidad. Por ello podemos decir: Dios es eterno.
¿Qué ES LA ETERNIDAD? Es difícil que podamos imaginarnos el futuro, pero podríamos pensar en el pasado tanto como nos fuera posible y tratar de imaginarnos lo que es la eternidad. Nos referimos a Génesis como al libro de los principios. En el mismo estudiamos el principio de la creación, del hombre, de las naciones. Pero estos comienzos o principios distantes no fueron el principio.
Podemos regresar en la historia hasta el tiempo en que los ángeles fueron creados, esos hijos de Dios singulares, celestiales, que gritaron de júbilo cuando fueron establecidos los cimientos de la tierra, antes del comienzo de la historia (Job 38:4-7). Pero tampoco ese fue el principio. En nuestra mente podemos considerar la eternidad como ese estado no sujeto a tiempo, infinito (sin limite) cuando toda la creación estaba presente sólo en los pensamientos divinos. Pero aquí nuestras mentes finitas (limitadas) son incapaces de comprender la idea de infinidad, de un estado ilimitado no sujeto al tiempo. El hecho es que la eternidad es la infinidad de Dios en relación con el tiempo.
¿Quién VIVE EN LA ETERNIDAD? El hombre y los ángeles son seres creados, peo sólo Dios no ha tenido principio. Por tanto, El es el único que habita en la eternidad. El hombre esta sujeto al pasado, al presente y al futuro, pero Dios habita solamente en el presente. Para Dios, tanto el pasado como el futuro son lo mismo que el presente.
Dios es eterno en dos maneras:
1. Nunca comenzó su existencia; siempre ha sido (Salmo 90:2).
2. Su existencia nunca terminará (Deut 32:40 y Salmo 102:27). Por Dios ser eterno, no está sujeto al tiempo.
2. Su existencia nunca terminará (Deut 32:40 y Salmo 102:27). Por Dios ser eterno, no está sujeto al tiempo.
¿Cómo COMPRENDEMOS EL CONCEPTO DE LA ETERNIDAD DE DIOS? Aparte de las Escrituras podemos llegar a la conclusión, por la lógica, de que Dios siempre ha sido. Todos sabemos que las cosas no surgen simplemente de la nada. Un vacio no produce nada. Por tanto, si en el principio del universo no existía nada, si sólo había un vacio, bien hubiera podido seguir existiendo a nuestro alrededor, somos forzados por la lógica a aceptar la conclusión de que algo en el pasado nunca tuvo un principio, siempre ha existido: Ese algo es Dios.
La eternidad de Dios se revela en las Sagradas Escrituras. A Dios se le llama el eterno (Gen 21:33); el salmista dice: “desde el siglo y hasta el siglo, tú eres Dios” (Salmo 90:2); y “Tú eres el mismo, y tus años no se acabaran” (Salmo 102:27). Las palabras inspiradas de Isaías declaran que Dios es aquel “que habita en la eternidad” (Isaías 57:15), mientras que San Pablo le asegura a Timoteo que sólo Dios es la fuente de la inmortalidad (1 Timoteo 6:16).
DIOS ES INMUTABLE
Todos tenemos faltas que necesitamos cambiar o corregir, pero Dios no tiene ninguna. Él es perfecto. No necesita complementar su carácter o atributos con nada. Es perfecto en todo sentido. Salmos 102:25-27 hace hincapié de que Dios es incambiable: “Desde el principio tu fundaste la tierra, y los cielos son obra de tus manos. Ellos perecerán, mas tu permanecerás; y todos ellos como una vestidura se envejecerán; Como un vestido los mudarás, y serán mudados; Pero tú eres el mismo, y tus años no se acabarán”.
Salmo 33:11 dice: “El consejo de Jehová permanecerá para siempre; los pensamientos de su corazón por todas las generaciones”. Expresando la consistencia de la Palabra de Dios, sus consejos y sus pensamientos. Evidencia de que Dios no cambia su forma de pensar, los únicos que cambiamos la forma de pensar somos nosotros.
Los pasajes Bíblicos que hablan de la inmutabilidad de Dios o su naturaleza incambiable, nos enseñan ciertos principios acerca del Dios que servimos. Sobre su inmutabilidad podemos presentar estos principios de la forma siguiente:
1. Puesto que Dios es infinito, con existencia propia, e independiente; Él está por sobre todas las causas y posibilidades de cambio.
2. Dios no puede aumentarse ni disminuirse, ni está sujeto a desarrollo subsecuente.
3. El poder de Dios nunca puede aumentar ni disminuir, ni tampoco puede Él ser más sabio ni más santo.
4. Dios no puede ser más justo, misericordioso ni amoroso de lo que ha sido o será jamás.
5. Dios no puede cambiar en su relación con la gente. Actúa de acuerdo con principios eternos que no varían con los cambios de los días.
2. Dios no puede aumentarse ni disminuirse, ni está sujeto a desarrollo subsecuente.
3. El poder de Dios nunca puede aumentar ni disminuir, ni tampoco puede Él ser más sabio ni más santo.
4. Dios no puede ser más justo, misericordioso ni amoroso de lo que ha sido o será jamás.
5. Dios no puede cambiar en su relación con la gente. Actúa de acuerdo con principios eternos que no varían con los cambios de los días.
Si comprendemos que Dios es incambiable, nosotros podemos dedicarnos completamente a Él al confiar en su Palabra. De esa manera podemos confrontar todas las situaciones de la vida con confianza, sabiendo que en todas las cosas Él obra para nuestro bien (Romanos 8:28).
Números 23:19 dice “Dios no es hombre, para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta. Él dijo, ¿y no hará? Habló ¿y no lo ejecutara?”. También 1 Samuel 15:29 dice: “Además, el que es la Gloria de Israel no mentirá, ni se arrepentirá, porque no es hombre para que se arrepienta”. Destacando que Dios no cambia de parecer.
Ahora bien, no podemos obviar algunos pasajes que expresan que Dios se arrepintió o le pesó el haber hecho cierta cosa; como cuando dijo que le pesó haber puesto por rey a Saúl en 1 Samuel 15:11. Esta actitud de Dios no se refiere a algún cambio fundamental en su carácter o propósito. Siempre ha aborrecido el pecado y siempre ha amado al pecador. Esta actitud es tan cierta tanto antes como después del arrepentimiento del pecador. Sin embargo, Dios puede cambiar en su trato ante el cambio del ser humano. A veces tiene un propósito contigo, pero si tú cambias y te desvías del propósito que Dios tiene, entonces el propósito es muy posible que varíe, salvo que sea una promesa incondicional.
Como ejemplo, observemos que la actitud de Dios hacia el pecado de Israel no cambió. Odiaba el pecado de la nación. Debido a que su pueblo insistió en seguir pecando, naturalmente sufrieron el castigo del pecado. Sin embargo, cuando se arrepintieron y dejaron su pecado, el resultado fue que Dios cambió en su forma de tratar con ellos.
Alguien ha dicho que el sol no demuestra parcialidad ni característica de cambiable cuando derrite la cera y endurece el barro, porque el cambio no ocurre en el sol, sino en el material que recibe sus rayos. Nosotros podemos confiar en la inmutabilidad o el carácter incambiable de los propósitos de Dios, su Palabra y su naturaleza. Así como el sol derrite la cera y endurece el barro, las obras de Dios de carácter incambiable obran sólo para el bien de aquellos cuyos corazones están dispuestos a responder favorablemente a Él, mientras que aquellos que no lo hacen se endurecen y son destruidos.
Vamos a servirle con confianza y con santidad; entendiendo que su inmutabilidad permite que también podamos restaurarnos si hemos fallado en cualquier momento de nuestras vidas. Dios es perfecto y santo, nosotros somos imperfectos y corruptos; pero su misericordia sobrepasa todo entendimiento para poder reconciliarnos con Él.
Ministro: Hilario Balio